En un comentario al post anterior, 'Anónimo' opina que las agencias inmobiliarias deberían desaparecer.
Hace poco,
Jesús Encinar twitteó
esta foto: un vendedor de salchichas entre la multitud que celebra el triunfo de la Roja. El comercio es tan antiguo como la humanidad: Ante una oportunidad, alguien valiente (se atreve a cocinar en tremendo barullo) pone capital propio (compra salchichas), corre riesgos (no vender ni una, o que la urbana se las lleve) y las vende al precio que le da la gana (forrándose o arruinándose según reaccione su mercado).
Seguramente el de la foto ganó dinero esa noche. De pronto todos los fiesteros podrían traerse las salchichas de casa, pero en la foto parece que los hay que no. Para mi, es lo mismo con las agencias y con cualquier otro negocio. Desaparecer? Bueno, si de pronto todo el mundo decidiera hacer los trámites por su cuenta desaparecerían, sí. Pero por ahora, muchos prefieren pagar para que alguien cocine las salchichas. Aunque prefiero los bares, yo, lo confieso, pertenezco a este grupo.
Prohibirlas tampoco me parece una solución. Es cierto que en España la imagen del profesional inmobiliario es de las peores del mundo; por algo será. Pero si ofrecen un servicio que tiene demanda, se trata más bien de garantizar que el consumidor pueda disfrutarlo con unas garantías mínimas. Para eso está, se supone, la Administración. En su defecto, Internet puede ayudar: cada vez se usa más para validar las credenciales de cualquier profesional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario